La historia del CBD

Antes de adentrarnos en la temática del CBD es indispensable conversar acerca de la planta Cannabis Sativa L, un ejemplar que ha sido empleado durante milenarios por motivos médicos, terapéuticos y espirituales. La Dra. Cristina Sánchez, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular en la UCM y autoridad en el campo de los cannabinoides, enfocada en el estudio del cáncer de mama y miembro del Observatorio Español de Cannabis Medicinalcaracteriza al Cannabis como “un completo botiquín en una sola planta.”

La Cannabis Sativa L alberga en su composición más de 500 sustancias naturales (incluyendo terpenos y flavonoides) y sobrepasa los 120 cannabinoides. Entre estos se encuentra el CBD, un compuesto extraído de la floración de la planta, dotado de múltiples beneficios terapéuticos. Otros cannabinoides que han sido objeto de investigación durante largo tiempo incluyen el THC, CBN, CBG, CBC, entre otros.

Índice

La historia del CBD ¿Cuándo se descubrió?

Durante milenios, el ser humano ha aprovechado el Cannabis en la industria textil para crear ropas, telas, papel y también con fines terapéuticos. Hasta llegar al siglo XIX, el cultivo del Cannabis era una práctica común y sus extractos eran fácilmente hallados en las boticas de numerosas localidades europeas.

La iniciativa de prohibición, orquestada por el gobierno estadounidense desde la década de los treinta, frenó el progreso y aplicación del Cannabis debido a motivaciones tanto políticas como sociales de índole racista (en su mayoría para facilitar una ofensiva contra la comunidad afroamericana y posteriormente, contra la cultura hippie) y por razones económicas (fomentar la exportación de algodón y nylon).

Con este propósito, el gobierno de los Estados Unidos se dedicó a la investigación de la planta para sustentar las alegaciones sobre sus riesgos, pero acabó descubriendo lo contrario. Encontraron que el Cannabis poseía un elevado potencial terapéutico y una mínima peligrosidad.

A pesar de los hallazgos científicos y sin argumentos convincentes, desde 1961 (debido a la Convención Única de 1961) el Cannabis ha sido catalogado como una droga de alto riesgo sin beneficios médicos.

Bajo este contexto legal, la investigación sobre el Cannabis se volvió extremadamente difícil, tanto en Estados Unidos como en Europa. No obstante, en la década de los sesenta en Jerusalén, un científico llamado Raphael Mechoulam logró aislar y sintetizar las estructuras del THC y el CBD.

Este avance propició diversas investigaciones acerca de las cualidades curativas de los cannabinoides, lo que reveló en la década de los noventa que tanto seres humanos como animales tienen receptores específicos para estos componentes y que, además, generan sus propios cannabinoides.

Para comprender mejor el Sistema Endocannabinoide, te invitamos a consultar nuestro artículo introductorio sobre los fundamentos de dicho sistema.

Cronología de la historia del CBD

El CBD se deriva de una especie vegetal que ha habitado nuestro planeta desde hace millones de años. Asimismo, existen evidencias históricas de que el cáñamo fue uno de los primeros cultivos establecidos en el mundo.

¿Cuál es el origen del CBD?

La cannabis, una planta cuyo origen se rastrea hasta el subcontinente indio, es conocida por sus primeros cultivos que datan de hace 10 a 12 mil años, coincidiendo con el nacimiento de la práctica agrícola.

Se cree que inicialmente se aprovechó para la producción de textiles, gracias a su resistencia y cualidades fibrosas. Sin embargo, este uso inicial no se relaciona directamente con el descubrimiento y la utilización del CBD.

En cuanto al CBD, los registros más antiguos datan del año 2737 a.C., cuando el emperador chino Sheng Nung utilizó una infusión de cannabis en una preparación de té. Este té de CBD era utilizado como remedio para afecciones como la malaria, el reumatismo y la gota, observándose tras un uso continuado mejoras significativas en la función cerebral y la memoria de quienes lo consumían.

Con el transcurso del tiempo y el avance de la ciencia médica, el cannabis pasó a ser marginado debido a la percepción de sus efectos negativos para la sociedad. No obstante, ya en el año 1839, el médico irlandés William B. O’Shaughnessy había adelantado investigaciones sobre sus potenciales beneficios medicinales, incluyendo sus propiedades como analgésico terapéutico.

¿Quién descubrió la molécula de CBD?

En 1940, Roger Adams, distinguido químico egresado de Harvard, realizó experimentaciones que le permitieron descubrir e aislar del cáñamo el CBD junto con el CBN (cannabinol). Durante su investigación, Adams propuso la existencia de un componente psicoactivo en la planta, identificado posteriormente como THC o tetrahidrocannabinol.

Veinticuatro años más tarde, en 1964, Raphael Mechoulam, un químico trabajando desde Israel, llevó a cabo estudios adicionales que le permitieron determinar la estructura molecular del CBD. Siguiendo su línea de investigación, en 1965, Mechoulam logró aislar el THC, revelando así su configuración.

Estas investigaciones cruciales permitieron establecer que el THC, y no el CBD, era el elemento causante de los efectos psicoactivos del cannabis. Esta distinción esencial permitió a los investigadores validar el uso seguro del CBD, confirmando que no produce efectos psicotrópicos en los usuarios.

Cultura del CBD en el mundo

En la actualidad, observamos una marcada inclinación hacia la aceptación y legalización del cannabis en numerosas naciones, especialmente para propósitos medicinales. Además, es notable el incremento de personas que lo utilizan por sus propiedades beneficiosas.

Para comprender el uso de cannabis a nivel global, exploraremos las prácticas y tradiciones relacionadas con esta planta en diversas partes del mundo.

En Europa

En vastas regiones de Europa, está autorizada la producción de artículos que no excedan el 0.2% de contenido de THC. Un ejemplo claro es la disponibilidad de aceites de CBD en España. Interés particular: Variedades de productos a base de CBD. No obstante, Francia establece una excepción: los artículos de CBD deben ser totalmente libres de THC, manteniendo un porcentaje del 0%. En contraste, en Suiza se permite una concentración de THC considerablemente mayor, llegando hasta el 1%. En tanto, naciones como Bielorrusia, Austria, Lituania y Eslovaquia mantienen una postura restrictiva, declarando ilegal el cannabis. Es América del Norte el territorio que destaca por una aceptación y consumo de CBD que eclipsa al observado en Europa.

En Asia

En una gran cantidad de naciones asiáticas, el CBD cuenta con legalidad, dado su extenso uso dentro de la medicina tradicional del este. Tomemos como caso China, donde el porcentaje de THC permitido no debe exceder el 3 %. En el caso de Japón, únicamente se autoriza el uso de CBD puro (con un 0 % de THC). Por otro lado, Corea del Sur aplica severas limitaciones a su uso; en contraste, en la India su utilización está plenamente aprobada.

En América Latina y México

Si bien los colonizadores españoles introdujeron el cáñamo en Sudamérica durante el siglo XVI, su aplicación se limitaba exclusivamente a la producción de tejidos. No obstante, en los periodos subsiguientes, se promulgaron normativas considerablemente restrictivas respecto a su consumo. Aun así, conforme avanza el tiempo, la percepción sobre el cannabis en este continente ha ido evolucionando hacia una mayor aceptación.

Respecto al panorama del cannabis en las naciones sudamericanas, es evidente que existe una diversidad de posturas regulatorias. Por ejemplo, países como Colombia y Uruguay han legalizado su consumo. En naciones como Chile y Perú, el uso está restringido únicamente al ámbito medicinal. Mientras tanto, en México, los productos derivados del cannabis legalmente permitidos no deben superar el 1% de concentración de THC.

Oriente Medio y África

En las regiones de Oriente Medio y África es especialmente complicado el acceso al cannabis. Las legislaciones de varias naciones estipulan severas sanciones para quienes consumen CBD, a menudo motivadas por las doctrinas religiosas predominantes. Las consecuencias por infringir estas leyes varían desde castigos físicos menores hasta la pena capital.

Aunque Israel fue pionero en investigaciones que permitieron separar el THC, el consumo recreativo sigue siendo ilegal en este país, autorizándose únicamente su uso con fines terapéuticos. No obstante, Israel continúa siendo un centro de intensa actividad investigativa sobre el cannabis.

Por otro lado, los Emiratos Árabes Unidos han dado el visto bueno al uso de CBD en la elaboración de cosméticos y productos para el cuidado personal. En tanto, Líbano y Zimbabue han legalizado su uso exclusivamente para aplicaciones médicas.

En Ghana, la prohibición del consumo de CBD se basa en razones religiosas; sin embargo, resulta irónico que este país lidere las estadísticas de consumo de CBD en África.

Descubrir la historia y la cultura que rodea al CBD a nivel mundial permite entender el origen de esta planta y cómo cada país adopta regulaciones y leyes específicas para su manejo. Mientras en algunas partes la legalización es un hecho, en otras aún se debate su aceptación, y hay lugares donde su empleo se encuentra severamente limitado.

La historia del cáñamo en América.

Tras la conclusión de la campaña «Hemp for Victory» usada por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, la producción de cáñamo y la investigación sobre cannabis en el país eran prácticamente nulas. El avance del CBD en Estados Unidos parecía detenido. Sin embargo, esto no evitó que investigadores de otras naciones capturaran la atención mundial.

Al observar que los componentes activos de drogas históricamente comunes como la cocaína y la morfina habían sido aislados casi un siglo antes, pero no se había realizado esfuerzo alguno por aislar y comprender efectivamente el funcionamiento del cannabis, el investigador israelí Raphael Mechoulam tomó la iniciativa para cambiar esta situación.

Y en 1964 alcanzó su primera gran victoria. Mechoulam y su equipo no solo extrajeron el compuesto CBD de los demás, sino que también determinaron su estructura y composición química. Realizaron igualmente este proceso con el compuesto psicoactivo THC, facilitando el análisis detallado de ambas sustancias y el estudio de sus diferencias.

Este importante hallazgo impulsó al grupo de Mechoulam a seguir el ejemplo del Dr. Loewe, iniciando pronto experimentos con cannabinoides en primates, nuestros parientes vivos más cercanos, para determinar los efectos específicos de cada compuesto.

Los hallazgos de estos experimentos concluyeron que el THC era el compuesto del cannabis que producía intoxicación y, más significativamente, establecieron las bases para la investigación del CBD como una alternativa no intoxicante que aún posee efectos positivos.

Gracias a estas revelaciones pioneras, Raphael Mechoulam es frecuentemente reconocido como el «padrino del cannabis». Su iniciativa transformó radicalmente el curso de la historia del aceite de CBD, que de lo contrario podría haber permanecido sumido en un período de oscuridad.

Mientras los investigadores de Israel impresionaban al mundo con sus estudios sobre el cannabis, en Estados Unidos los legisladores también discutían sobre esta planta, aunque sus declaraciones no fueron recibidas tan positivamente por la comunidad amante del cannabis.

Como un elemento más de la «guerra contra las drogas» liderada por Nixon, la Ley de Sustancias Controladas (CSA) buscaba catalogar las drogas de acuerdo a su nivel de amenaza para la salud, seguridad y bienestar públicos.

Bajo las normas de la CSA, el gobierno estadounidense determinó que ciertas substancias no ofrecían beneficios médicos y presentaban un alto riesgo de abuso; estas fueron asignadas a la categoría de “Lista I”.

Entre las drogas clasificadas en la Lista I se encontraban sustancias como el peyote, la heroína, el LSD y, de manera inexplicable, todas las variantes del cannabis. Esta inapropiada clasificación hizo que fuese casi imposible para médicos e investigadores prescribir y estudiar algo que hasta entonces se consideraba seguro y beneficioso.

Esta situación representó un obstáculo para los científicos estadounidenses deseosos de emplear tecnologías emergentes para investigar los compuestos de cannabis que Mechoulam había logrado caracterizar, aunque no logró detener por completo el avance en este campo.

Descubrimiento del ECS y un gran avance para el CBD

La revelación del Sistema Endocannabinoide (ECS) y su vínculo con el CBD generó gran expectación entre los profesionales del sector cannábico, pero el prejuicio social hacia el consumo de cannabis frenó la posibilidad de avances significativos.

A pesar de ello, hacia mediados de los años 2000, el conmovedor caso de Charlotte Figi, una niña de Colorado afectada por el síndrome de Dravet (un severo trastorno epiléptico infantil), conmovió profundamente al país y puso cara a los millones que podrían beneficiarse del cannabis.

Después de agotar todas las opciones de tratamiento disponibles, tanto convencionales como innovadoras, los padres de Charlotte descubrieron a un productor de cannabis con una alta concentración de CBD y baja en THC.

Crearon un aceite a partir de este cannabis, se lo administraron a Charlotte y esperaron por un milagro, el cual ocurrió. Las crisis epilépticas de la niña se redujeron drásticamente, de 300 a la semana a menos de cinco al mes tras iniciar el tratamiento con este aceite.

Eventualmente, la compañía de biotecnología británica GW Pharmaceuticals introduciría en el mercado Epidiolex, un medicamento basado en CBD altamente purificado para el síndrome de Dravet. No obstante, la historia de Charlotte cambió la percepción americana sobre el cannabis, en particular las variedades no psicoactivas.

Esta transformación suavizó la postura de políticos y electores hacia la legalización del cannabis en alguna de sus formas y posiblemente influyó en el lanzamiento de muchos de los 33 programas estatales de cannabis medicinal y recreativo aprobados hasta la fecha. Este cambio marcó un momento decisivo tanto para la industria del cáñamo como para la del CBD.

Mediante la Ley Agrícola de 2014, el Congreso de EE. UU. estableció legalmente al cáñamo como cannabis con un contenido de THC no mayor al 0,3 por ciento, inaugurando además programas piloto para evaluar su impacto en la economía, el entorno y la salud pública del país.

Siguiendo el éxito de estos programas, la Ley Agrícola de 2018 legalizó completamente el cáñamo, abriendo las puertas a un nuevo mundo de productos derivados del cáñamo. Este boom de nuevas empresas tiene sus pros y contras para los consumidores.

Por un lado, ofrece una diversidad de opciones al momento de elegir productos de CBD, pero por otro, complica la tarea de discernir qué empresas ofrecen productos de auténtica calidad y cuáles buscan un beneficio económico rápido.

Pero entonces, ¿por qué ahora se habla tanto del CBD?

Durante las últimas dos décadas, la investigación científica ha experimentado un incremento notorio, concentrándose mayoritariamente en análisis de laboratorio tanto in vitro como in vivo sobre componentes aislados. Paralelamente, las investigaciones con seres humanos han tenido un enfoque primordial en el estudio de enfermedades en etapas avanzadas, especialmente como método de alivio sintomático, destacando el uso de THC.

El Cannabidiol, o CBD, emergió como un actor clave tras identificarse sus efectos calmantes y anticonvulsivos, lo que propició la creación y patente del Sativex, una droga compuesta de THC y CBD, prescrita en casos de síntomas asociados a la Esclerosis Múltiple.

Sin embargo, un punto de inflexión en la percepción pública del Cannabis y en el auge de la investigación sobre el CBD, fue la conmovedora historia de Charlotte Figi. Esta pequeña, oriunda de Estados Unidos, enfrentó desde su infancia el Síndrome de Dravet, una variedad poco común de epilepsia infantil severa y persistente, resistente a tratamientos convencionales, que provocaba hasta 400 episodios convulsivos a la semana, potencialmente fatales en un corto plazo.

Ante la ineficacia de la medicación convencional y con Charlotte severamente afectada en su capacidad funcional, su familia optó por administrarle oralmente aceite de Cannabis rico en CBD. El efecto fue milagroso: la frecuencia de las crisis se redujo drásticamente a 3 o 4 episodios mensuales, sin la necesidad de otros medicamentos, permitiendo a Charlotte adquirir autonomía en sus actividades diarias y mejorar significativamente sus habilidades cognitivas. Hasta los últimos momentos de su vida, Charlotte experimentó una libertad casi completa de episodios convulsivos, aunque tristemente falleció en abril de 2020, a los 13 años, debido a complicaciones de una neumonía.

La impactante experiencia de Charlotte ha catalizado un interés investigativo en el CBD, revelando no solo sus capacidades antiepilépticas y anticonvulsivas sino también sus propiedades ansiolíticas, antiinflamatorias, analgésicas y neuroprotectoras.

Un hito en este ámbito se alcanzó durante la reunión del Comité Experto en Drogodependencia en 2017, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al Cannabidiol (CBD) como un compuesto «no adictivo ni perjudicial para la salud». Destacó además su elevado potencial terapéutico y medicinal, instando a las Naciones Unidas a replantear la clasificación del Cannabis y a favorecer su regulación por parte de los distintos países.

¿Cuáles son los beneficios del CBD?

Propiedades terapéuticas

  • Las virtudes más destacadas del CBD o cannabidiol desde una perspectiva terapéutica, avaladas por diferentes grados de sustento científico, incluyen: * Propiedades antiinflamatorias * Efecto analgésico * Capacidad antioxidante * Función ansiolítica * Potencial anticonvulsivo * Rol neuroprotector * Acción anti-náuseas y antiemética

Enfermedades para las que puede ser beneficioso

El CBD ha sido objeto de investigación para el tratamiento de un amplio espectro de patologías y dolencias, incluyendo:

  • Padecimientos autoinmunes (inflamación, artritis reumatoide, osteoartritis)
  • Síndromes metabólicos (diabetes, exceso de peso)
  • Condiciones neurológicas (Esclerosis Múltiple, Parkinson, Alzheimer y otras demencias, Epilepsia, Huntington, Síndrome de Tourette) *
  • Alteraciones psicológicas y trastornos neuropsiquiátricos (angustia, estados depresivos, dificultades para dormir, TEA, estrés postraumático, TDAH)
  • Problemas inflamatorios del sistema digestivo (Enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa)
  • Afecciones cutáneas (acné, psoriasis, dermatitis atópica, eczema)
  • Dolor (Migrañas, dolores de cabeza)

¿Cómo afecta el CBD a nuestro cuerpo?

En comparación con otros fitocannabinoides principales como el THC, CBG, CBC, CBN, THCV, los cuales tienen un impacto directo en la activación o bloqueo de los receptores del sistema endocannabinoide (ECS), el CBD opera de manera bastante distinta. Este se distingue porque su mecanismo de acción tiende a ser más sutil, facilitando un incremento en la actividad del ECS.

Se puede afirmar que el CBD juega un papel clave en la modulación del ECS. Esto significa que actúa de manera que se ajusta a las necesidades específicas del momento, interveniendo de una forma menos directa y, por ende, contribuyendo a la optimización del desempeño del ECS.

En particular, el CBD es esencial en el control y ajuste de los procesos inflamatorios y de recuperación funcional, así como en la promoción de un estado de relajación, tanto en el plano físico como en el psicológico.

Raphael Mechoulam ha mencionado que la mayoría de las enfermedades podrían originarse por un desequilibrio en el sistema endocannabinoide. En un estudio de 2014, investigadores señalaron que “La modulación de la actividad del sistema endocannabinoide podría representar una estrategia terapéutica viable en prácticamente todas las enfermedades humanas.”

¿Por qué funciona el CBD en nuestro organismo?

Mediante investigaciones en el ámbito de los fitocannabinoides, se ha encontrado que tanto seres humanos como animales vertebrados están dotados del sistema endocannabinoide (ECS). Esto ha impulsado la creación de productos basados en CBD, diseñados específicamente para tratar dichas patologías en nuestras mascotas.

Un mecanismo sofisticado de señalización entre células, semejante a una red de neurotransmisores, que no solo se distribuye a lo largo del cerebro, sino que también se extiende a diversos órganos y tejidos.

Este sistema tiene la misión de mantener la homeostasis de los procesos metabólicos y perfeccionar el funcionamiento del cuerpo, desempeñando un papel esencial en la coordinación de nuestra fisiología, el ánimo y nuestras vivencias cotidianas.

¿Cuánto tarda en hacer efecto el CBD?

El intervalo de tiempo que el CBD tarda en surtir efecto en nuestro organismo varía significativamente según la forma de consumo. Resultan ser más rápidos y efectivos aquellos productos diseñados para liberar el compuesto directamente en nuestro torrente sanguíneo, tal como los Aceites de CBD de uso sublingual, capaces de empezar a actuar entre 5 y 10 minutos. De igual manera, los parches transdérmicos son eficaces, aunque su efecto se libera de manera constante y moderada, lo que hace que se experimenten sensaciones graduales y suaves. Por otro lado, la aplicación dérmica y cosmética podría requerir más tiempo para equilibrar y aliviar las dolencias, dado que no se introduce directamente en el sistema circulatorio y, para afecciones cutáneas severas, necesita de un uso constante y regular en el tratamiento para ver resultados definitivos.

¿Cómo se utiliza el CBD?

Las dos presentaciones más populares para el consumo de CBD son:

Uso tópico

En el territorio español, la normativa distingue al CBD para aplicaciones tópicas, encontrándose presente en productos como bálsamos, ungüentos, aceites y cremas enriquecidas con CBD. Nuestra piel, junto con los músculos y articulaciones, alberga una gran cantidad de receptores de CBD, lo que contribuye a su eficacia. Es posible aplicar el CBD directamente sobre la piel en áreas que sufran de inflamación o padecimientos tales como rojeces, acné, eczemas o psoriasis.

Uso Sublingual

La administración sublingual se distribuye de manera sistemática en el organismo, aprovechando la abundancia de capilares sanguíneos presentes en el tejido sublingual de nuestra boca, lo cual facilita la aplicación directa de algunas gotas de aceite de CBD o el uso de otros formatos como las tabletas bucodispensables, colocándolas bajo la lengua. Los aceites de CBD consisten en una combinación de CBD y un aceite base, que podría ser el aceite de semilla de cáñamo o el aceite de coco.

A pesar de que en España todavía no existe una regulación específica, en países como EE. UU., Canadá, Reino Unido, Alemania, Italia o Suiza, se comercializa como un suplemento dietético, promoviendo la vía sublingual como método preferente para potenciar y maximizar los beneficios del aceite de CBD ante distintos malestares o afecciones no específicas.

Para más información sobre las diversas formas y presentaciones en las que se puede consumir CBD, te invitamos a leer nuestro artículo detallado: ¿Cómo consumir flores de CBD?

¿Cómo te hace sentir el CBD?

La respuesta del CBD puede ser distinta en cada individuo, aunque generalmente se traduce en una sutil sensación de paz y sosiego tanto en el cuerpo como en la mente, sin provocar los efectos psicoactivos asociados con el THC. En el plano físico, se asemeja a la sensación de despreocupación que sigue a un masaje terapéutico, mientras que en el aspecto mental, se equipara a la sensación de serenidad y tranquilidad que se experimenta al transitar de un entorno sumamente ruidoso a uno de quietud casi absoluta. Algunos usuarios lo definen como la mera disminución o ausencia de síntomas o molestias causados por sus condiciones o patologías.

Los efectos secundarios del CBD

El CBD se considera una sustancia confiable, sin efectos negativos significativos o de gravedad importante. Los efectos colaterales del CBD al ser ingerido generalmente son de una intensidad de moderada a leve, disminuyen al interrumpir el uso del producto y pueden abarcar: fatiga, adormecimiento, boca seca, vértigo y reducción del apetito.

Contraindicaciones del CBD

En nuestros días, solo se encuentran unos pocos estudios acerca de la interacción del CBD con otros medicamentos, evidenciando una notable escasez de investigación clínica. Las escasas pesquisas realizadas hasta ahora sugieren que el CBD podría interferir en la metabolización de otros compuestos, por lo que se desaconseja su uso concomitante con otros fármacos.

Igualmente, no hay estudios clínicos que determinen el impacto del CBD en el embarazo y la lactancia, por lo que se aconseja evitar el consumo de CBD por parte de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.

Legalidad del CBD

El uso del CBD está permitido en España. Se autoriza el cultivo de cáñamo de tipo industrial siempre que las variedades empleadas no excedan el 0,2% de THC en su composición de cannabinoides. Aunque, en el ámbito comercial, existe una restricción para su utilización interna; así, queda prohibida la venta de productos destinados a ser ingeridos o aplicados de forma sublingual. Como consecuencia de estos lineamientos, todos los productos de CBD disponibles en el mercado español se venden únicamente para aplicaciones tópicas, siendo categorizados dentro del segmento de cosmética.

El futuro del CBD: un nuevo dilema

El Cannabidiol, más conocido por sus siglas CBD, representa un componente natural extraído de la Cannabis sativa. Este compuesto es uno entre más de cien cannabinoides encontrados en dicha planta, situándose como el segundo elemento activo más común después del Delta-9-tetrahidrocannabinol (THC). No obstante, en contraposición al THC, que es el causante de los efectos psicoactivos o el “high” vinculado al consumo de marihuana, el CBD no produce efectos de intoxicación.

Los orígenes del CBD se extienden a centenares de años atrás, época en la cual antiguas culturas ya aplicaban el cannabis con propósitos terapéuticos. Aunque, no sería sino hasta el año 1940 cuando Robert S. Cahn, un químico de origen británico, reveló la estructura parcial del cannabinol (CBN), pavimentando el camino hacia la identificación del CBD.

El CBD se conecta con variados sistemas de señalización dentro del cuerpo, considerándose así como un medicamento con múltiples blancos. El interés en sus capacidades neuroprotectoras ha crecido, vislumbrando su potencial en aplicaciones medicinales. Cabe destacar que el CBD se puede extraer tanto de plantas de marihuana como de cáñamo.

Aunque ambas especies pertenecen a la familia Cannabis, se distinguen por su composición de CBD y THC. El cáñamo se caracteriza por una alta concentración de CBD y un bajo nivel de THC, en contraste con la marihuana, que posee mayor cantidad de THC.

En resumen, aunque el CBD forma parte de la composición de la marihuana, no induce efectos psicotrópicos y ha sido objeto de profundos estudios por sus potenciales beneficios antiinflamatorios y neuroprotectores.

Preguntas frecuentes sobre la historia del CBD

¿Cuándo se descubrió el CBD?

Las primeras menciones específicas sobre el CBD se registraron en el siglo XIX. Fue claramente reconocido como un componente único al ser exitosamente aislado en el año 1940.

¿Cómo utilizaban las culturas primitivas las plantas de cannabis que contenían CBD?

El uso medicinal del cannabis se remonta a varios milenios atrás. Textos históricos de China y Taiwán ya documentaban la aplicación terapéutica de esta planta desde el 1500 antes de Cristo. Por aquel entonces, componentes específicos como el CBD aún permanecían sin identificar.

¿Cuándo comenzó la investigación sobre el CBD?

Durante los años 40 y 50, las investigaciones iniciales en torno al CBD y la marihuana encontraron obstáculos debido a limitaciones legales. El interés y el análisis detallado del CBD tomaron un nuevo impulso en los años 60, experimentando un crecimiento acelerado a partir de los años 90.

¿Cuándo se aprobó el primer medicamento con CBD?

En 1985, se dio luz verde en el Reino Unido a Sativex, un spray bucal de CBD y THC, para la terapia de la espasticidad asociada a la esclerosis múltiple, marcando así el debut de un fármaco aprobado originario del cannabis.

¿Qué despertó el reciente interés y aceptación del CBD?

La expansión de la legalización del cannabis desde la década del 2010 incrementó de manera notable las transacciones comerciales del CBD, la accesibilidad a distintos productos y su aceptación en el ámbito general.

¿Cómo descubrieron los científicos el sistema endocannabinoide humano?

En los años noventa, científicos descubrieron la existencia de receptores endocannabinoides distribuidos en el organismo humano, los cuales interactúan con sustancias tales como el CBD, influenciando funciones esenciales. Este hallazgo abrió las puertas al potencial terapéutico del CBD.

¿Cómo se ha utilizado el CBD en la historia reciente?

La aplicación contemporánea del CBD abarca desde suplementos ingeribles y aplicaciones cutáneas hasta alimentos enriquecidos, extractos, líquidos para vapear, medicamentos y otras formas. Los investigadores continúan explorando el impacto del CBD en distintos trastornos tanto del cuerpo como de la mente.

¿Es ahora el CBD totalmente legal y no está regulado?

Si bien el CBD procedente del cáñamo se ha legalizado gracias a la Ley Agrícola de 2018, la FDA continúa manteniendo un control regulatorio sobre las afirmaciones de marketing y las tipologías de productos. Es de esperar que surjan nuevas regulaciones conforme avance la investigación en torno al CBD.

¿Qué cambios permitieron la expansión del mercado del CBD?

La disminución de las limitaciones en torno al cáñamo, el creciente número de legalizaciones de los productos basados en cannabis, el crecimiento exponencial de compañías enfocadas en productos de CBD provenientes del cáñamo, junto con la autorización del Epidiolex por parte de la FDA en 2018, impulsaron con rapidez el desarrollo del mercado de CBD.

¿Qué riesgos se siguen asociando al consumo de CBD?

A pesar de que se le atribuye un perfil de seguridad generalmente positivo, el CBD puede desencadenar en ciertos individuos reacciones adversas tales como trastornos gastrointestinales, cansancio e incluso cambios en el estado de ánimo. Además, existe una falta de uniformidad y regulación en cuanto a los productos que contienen CBD, lo cual implica que hay una considerable variabilidad tanto en la calidad como en la cantidad presente en ellos. Es imperativo profundizar en la investigación al respecto.

¿Qué puede depararle el futuro al CBD?

El porvenir podría presentar directrices uniformes para las dosis, una expansión en los fármacos que contienen CBD y que cuentan con el aval de la FDA, un incremento en la legalización a nivel estatal, la creación de nuevas variedades de productos basados en CBD y un avance significativo en los estudios sobre su uso médico.

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